divendres, 8 d’agost del 2008

3) cine. un ejemplo de tenacidad. actualidad en la red


pedro almodóvar, ese simpático transgresor
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A finales de los 70 escribió guiones de cómic y colaboró en revistas contraculturales como Star, Víbora y Vibraciones con relatos y artículos creando incluso un personaje propio llamado Pathy Dhyfusa. En 1972 ya había comenzado a rodar sus primeros cortos en Super 8 y los lleva de Madrid a Barcelona haciendo de manera casera él mismo el doblaje. Publicó entonces y después, entre otras cosas, una novela corta (Fuego en las entrañas), alguna fotonovela porno (Toda tuya) y múltiples colaboraciones en periódicos y revistas: El País, Diario 16 y La Luna. Todo ello dejaba claro su transgresora personalidad que con el tiempo daría forma en su sólida trayectoria como director. Su primera película fue Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, elaborada con medio millón de pesetas (unos 3.000 €) gracias a la colaboración de Félix Rotaeta y Carmen Maura y a salto de mata con un guión de fotonovela escrito por Pedro a raíz de un encargo de la revista El Víbora, titulado Erecciones generales.
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Tras el éxito dentro de
la Movida, hizo varias películas más y, harto de mendigar financiación, fundó junto a su hermano Agustín la compañía productora «El Deseo» en 1985 para producir con independencia sus guiones; el primer largometraje de esta época es La ley del deseo, 1986. Esta película, realizada con grandes dificultades, se convirtió en una de las más transgresoras del cine español.
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El cine de Almodóvar, próximo en técnica y estética al de Eloy de la Iglesia, cultiva un naturalismo que destruye el usual costumbrismo burgués del cine español. Suele representar, por el contrario, una realidad marginal o del subproletariado urbano y abunda en elementos escandalosos y provocadores: policías corruptos, consumo de drogas, maltrato, prostitución, niños precoces, paletos filosóficos, marujas desesperadas, homosexualidad desgarrada, etc., todo ello sin renunciar a su humor irreverente y sin eludir el sexo explícito, como la lluvia dorada de su primer largo en 35 mm Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980).
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La función del ocasional elemento escandaloso de mal gusto incorporado a sus películas es, como en el caso de los surrealistas, épater les bourgeois («perturbar a los burgueses»). Su primer trabajo cinematográfico Folle, folle, fólleme... Tim (1978), filmada en Super 8, se circunscribe dentro de este estilo punk. Con el tiempo, sin embargo, va desarrollando culebrones cada vez más sofisticados y coloristas y cercanos al melodrama clásico inspirado en Douglas Sirk y va puliendo su escritura. Su éxito se fraguó a partir del filme ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984), también protagonizado por la actriz fetiche de sus primeros filmes, Carmen Maura.
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En películas posteriores como ¡Átame!, clasificada inicialmente como X en Estados Unidos (a raíz de esta película, nació la clasificación americana NC-17, también adjudicada a La mala educación), una mujer llega a enamorarse de su secuestrador y en Kika llega incluso a trivializar la violación. También abundan, entre sus fuentes de inspiración, casi siempre autobiográficas, los elementos buñuelescos y anticlericales, como el humor negro o el cura pederasta de La mala educación, o pertenecientes a la cultura «cañí» de masas y el arte de vanguardia. Es característica su afición a los boleros, a Chavela Vargas, a Caetano Veloso, y en general a la estética más punk, Cutre Lux y transgresora, basada en la utilización de colores muy vivos y fuertemente contrastados, exteriores vulgares y degradados y las desproporciones violentas entre los intérpretes humanos y los entornos físicos de los edificios. Su experiencia como actor y cantante lo ha hecho transformarse en un importante director de actores y como guionista pergeña especialmente bien los personajes femeninos y las historias cargadas de dramatismo.
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